Sepulcros Abiertos – Daniel Averanga

Sepulcros Abiertos

Ilustración Edwin Alvarez

Nació primero el miedo y solo minutos después su hermano gemelo: el cuento de terror. Durante siglos, este tipo de cuento fue patrimonio exclusivo del lenguaje oral. Ante el poder convocatorio del fuego, en una cueva o bajo un cielo agujereado de estrellas, se reunían los individuos de una colectividad a escuchar historias sobre quienes se habían aventurado a caminar entre los pliegues acechantes de la noche, sobre personajes que se habían alejado del grupo para adentrarse en territorios allende lo conocido que —como todos sabemos— están siempre grávidos de peligros. Era a través de sus oídos que entraban en contacto con la estremecedora belleza del horror, con su aureola didáctica, así eran sacudidos por el poder catártico del miedo, a través de su consumo en dosis homeopáticas.

Los relatos de terror están enclavados en las tradiciones de los pueblos más antiguos. Con el paso del tiempo, no hubo ya cuevas como escenario para escuchar las historias, pero todavía las llamas del fogón o de la chimenea mantuvieron viva la costumbre. Después, esos relatos orales dieron el salto al lenguaje escrito y empezaron a aparecer textos con padres bien identificables (a diferencia de los tiempos anteriores, que abundaban en autores anónimos). Mucha agua ha pasado bajo el puente, pero todavía hoy el cuento de terror goza de buena salud, y es probable que siga así, porque el miedo es el espejo turbio en el que nos miramos y es además inherente a nuestra memoria como especie.

Todas las historias de este libro están muy bien llevadas por sus narradores; hay descripciones minuciosas, la vista puesta en los detalles, pues nadie ignora que la perfección se oculta detrás de ellos. El autor demuestra una muy consciente voluntad de variedad narrativa. Ineludible, el magisterio de Lovecraft sopla en varios de estos relatos y les insufla su aura oscura. El autor presta oídos al consabido consejo de Tolstoi y pinta su aldea: se bosqueja la idiosincrasia boliviana con pinceladas de una prosa que jamás cae en la excesiva recarga léxica; brilla en los diálogos el castellano de Bolivia; en Sepulcros abiertos hay horror con color local.

No nos detendremos a hablar de cada cuento, aunque encontramos imperioso destacar algunos de ellos. El inquietante texto que funge de prólogo es el encargado de abrir la puerta hacia el horror contenido en estas historias; apenas haya atravesado ese portal, el lector se verá sumergido en un mundo de pesadillas donde los temores atávicos son los dioses tutelares, las deidades ominosas que enseñorean las páginas que se aproximan. La construcción psicológica del personaje narrador de «Ch´alla» es verdaderamente notable. «Necrostalgia» es un magnífico relato en primera persona que se conduce sobre el campo minado de un tema macabro. Las sensaciones de extranjería y de extrañeza hunden sus garras en el cuento «Crepúsculo en Cairoma». Y el texto titulado «Quinto piso» destaca por ser extremadamente sensorial.

Inventiva, capacidad para el montaje de escenas y la creación de atmósferas, utilización de un amplio abanico de técnicas narrativas y un solvente manejo de los recursos del género son los rasgos distintivos de los cuentos que pueblan este libro. Daniel Averanga ha estudiado bien a los maestros y al dictado de sus musas tenebrosas ha firmado este potente conjunto de historias. Para que puedas comprobar cuanto aquí se ha dicho, bastará con que sujetes las falanges y los metacarpianos de la esquelética mano que se ofrece para ser tu guía en la tormenta negra que se avecina. Para que puedas comprobar cuanto aquí se ha dicho, lector, bastará con que des vuelta esta página.

Javier Viveros, escritor paraguayo.

 

Born to Run – Bruce Springsteen

bkBornToRun.jpgBruce Springsteeny la E Street Band actuaron durante el intermedio de la Super Bowl. La experiencia fue tan maravillosa que Bruce se propuso escribir sobre ello. Así comenzó esta extraordinaria autobiografía. Durante los últimos siete años, Bruce Springsteen se ha dedicado a escribir en privado la historia de su vida, dotando a estas páginas de la misma honestidad, humor y originalidad que encontramos en sus canciones. Describe sus primeros años como chaval católico en Freehold, Nueva Jersey, en un ambiente donde la poesía, el peligro y la oscuridad alimentaban su imaginación, hasta que llega el momento que él denomina «el Big Bang»: cuando vio en televisión el debut de Elvis Presley enThe Ed Sullivan Show. Nos cuenta vívidamente su incansable voluntad de convertirse en músico, sus primeros tiempos como rey de las bandas de bar en Asbury Park, y el ascenso de la E Street Band.pringsteen

Eric Clapton, Autobiografía

dsc07754Más que una celebridad del rock, Eric Clapton es uno de los grandes iconos de la música contemporánea. Bien conocido por su reserva en un medio donde imperan la ostentación, la extravagancia y el pasteleo, ahora nos ofrece la esperada crónica de su notable trayectoria personal y profesional. Nacido en 1945, Clapton nunca conoció a su padre, fue criado por sus abuelos y hasta los nueve años creyó que su madre era su hermana. Desde muy joven buscó consuelo en la guitarra y gracias a su inmenso talento llegó a adquirir en los clubs británicos un prestigio de proporciones casi míticas plasmado en la frase «Clapton es Dios» que sus más devotos seguidores escribían sobre los muros del metro londinense. La irrupción de Cream en la escena musical de los sesenta lo convirtió en una gran estrella a escala mundial, mas los conflictos entre sus componentes desgarraron el grupo en apenas dos años. Su paso por bandas como Blind Faith o Derek and the Dominos sería igualmente breve, pero nos dejó algunas de las canciones más extraordinarias y duraderas de la época, entre ellas la inolvidable «Layla». A finales de la década colaboró a menudo con Jimi Hendrix, Bob Dylan, los Rolling Stones o los Beatles, y en particular con su buen amigo George Harrison, de cuya mujer, Pattie Boyd, se enamoró en un arrebato pasional inicialmente no correspondido que lo llevaría a la desesperación y la heroína. A principios de los setenta logró superar su adicción y grabó 461 Ocean Boulevard, álbum memorable donde destaca una magnética versión de “I Shot the Sheriff”.

Reseña del libro Roger Waters

roger-waters-sergio-marchi-18530-MLA20157645096_092014-FEn la prehistoria de la piscodelia británica de fines de los años 60, Pink Floyd inauguró una forma de hacer música que dinamitó los fundamentos del pop, aquel que lideraba los charts y que el grupo de Londres contaminó con su delirio audiovisual. La nave, comandada por Syd Barret -estrella distante del rock-, encalló pronto: su mentor principal perdió la cabeza por el LSD.
Roger Waters emergió del naufragio para convertir aquella embarcación desquiciada en un crucero que terminó dando la vuelta al mundo. En pocos años, Pink Floyd estilizó el rock y le otorgó un aura conceptual que hizo escuela; del progresismo espacial de El lado oscuro de la luna a la genial aproximación a sus propias miserias en The Wall, Waters imprimió su sello y condujo al grupo a su cénit musical. Fiel a su costumbre y con la minuciosidad que lo caracteriza, Sergio Marchi aporta un documento esencial para comprender los cómo y los porqué de un fenómeno que, cuarenta años después de su enloquecido bautismo, sigue tan vigente como en sus inicios: Roger Waters. Paredes y puentes: el cerebro de Pink Floyd.

Charly García presentó su libro «Lineas Paralelas»

El libro es lineas paralelas, tiene algo muy interesante que es que algunos lo van a entender y otros no, cosa que ideal para los que a veces no entendemos los libros.

-El como una parte de mi cerebro, porque siempre que estoy en los recitales o por grabar un disco dibujo, escribo, y no pensaba sacar un libro pero me lo pidieron, primero era una biografía y a mí me parece que todavía estoy muy joven para eso.

¿Lo bueno del libro que uno puede interpretarlo como a tus letras, no?

-Sí, claro, todavía hay gente que dice que «Rasguña las piedras» es escrita a una novia muerta que tuve…Todos siempre creímos eso, hasta que vino Tarantino y lo filmó en Kill Bill.
La primer página del libro, a modo de prefacio, reza:

Lineas Paralelas «Artificio Imposible»

A menos que ignoremos la física, sabemos que las líneas paralelas no se tocan o cruzan y que su destino es andar por siempre cerca, pero no juntas.

Una ambulancia aúlla, alguien la escucha y nota que el canto de la sirena empieza a decaer y hacerse más grave sin que haya habido ninguna modificación mecánica y sin haber sido manipulada de cualquier forma.

El cielo no es azul. Una broma puede ser una tragedia entre la emisión de una onda sonora, lumínica o lo que sea. Lo que escuchamos en el caso de la ambulancia es algo que atravesó el aire u otros elementos como el agua, gases, etc. y en el trayecto cambió su afinación, su forma, su alma.

En el espacio, los universos —o lo que sea que haya ahí afuera— todo es silencio. Hendrix podría estar tocando “Voodoo child” y nadie lo escucharía.

Ubiqué las líneas paralelas como las de un tren o pista de lanzamiento de naves espaciales. Estas dos líneas son notas: Sol y Re. Dos notas (número insuficiente para formar un acorde base inamovible de la música que fue, es… y será?)

En estas palabras introductorias les quiero hacer saber que esto no es una teoría para destruir la música y que todo lo que se ve o se escucha, hay que tomarlo como a una película de Woody Alien donde algo absurdo o imposible, se da por sentado ya que estamos ante un cuento de música-ficción y en el fondo una alegoría sobre los seres humanos. Sobre los que cantan, sobre los que escuchan, y la relación de esas líneas paralelas que se necesitan para existir. Y lo más importante: el espacio.

Gracias por venir al estreno de “Líneas Paralelas”

(Artificio Imposible)

Les dejo un pensamiento del ya citado Hendrix: “La música no son las notas, es el espacio que hay entre ellas.”

No Digas Nada – Sergio Marchi

No digas nada se editó en octubre de 1997 y Charly tuvo el primer ejemplar. Trató de disim12494692_771945206275979_2682713812903734586_n.jpgular cierta sorpresa y comenzó a hojearlo por el final, intrigado por ver quiénes habían hablado. Era el fruto de un trabajo iniciado exactamente cuatro años antes y yo estaba ansioso por su reacción y por recibir alguna venia. ―Esto me representa‖, dijo al ver la tapa: sintió que la excelente foto de Andy Cherniavsky tenía que ver con lo que él quería decir en su concepto say no more.“¿Me lo firmás?, me dijo, medio en broma, sólo un poco en serio. El sabía que yo estaba escribiendo desde enero de 1997, pero no tuvo acceso a ninguna vista del libro hasta que estuvo impreso; tan solo tuvo entre sus manos un intento de escritura hecho en 1994, cuando las cosas no estaban maduras. Y lo destruyó prolijamente. Habrían de transcurrir tres años más hasta que yo pudiera escribir la versión definitiva y cuando eso sucedió fue algo revelador.
Descubrí que los libros, y éste en especial, tenían vida propia y que pese a que uno tuviera la libertad de ponerse a escribir cuando quisiera, era el libro quien decidiría el momento. Y en ese instante, se escribió solo. Fue como un trance; yo trabajaba todavía en Clarín por las mañanas y todos los días a las cuatro y media de la tarde me dirigía a mi hogar para escribir desde las cinco hasta que las fuerzas o la inspiración me abandonaran. A veces, eran las siete dela tarde y no podía más. En otras ocasiones, seguía escribiendo como un poseso, y a las diez de la noche mi mujer me ponía un plato de comida delante y me sacudía para que recobrara cierta noción de realidad; engullía como un perro mi alimento, y seguía dándole a las teclas hasta la madrugada. Era el libro el que decidía por mí los horarios, revelándose e indicándome por dónde y cómo debía seguir, o bien ocultándose como si cerrara un telón hermético, imposible de traspasar.

Sergio Marchi

Who I Am – Pete Townshend

Who-I-Am-Paperback-Cover11.jpgWho I Am, traducida y revisada por subjetiva editorial, es la esperada autobiografía de Pete Townshend , cerebro y ariete de los y uno de los grandes incendiarios que desde llamaradas como los Beatles, los Stones, Cream o Pink Floyd, encendieron una tormenta destinada a pulverizar los tedios establecidos y dar forma a una nueva manera de no ser viejo. Pete y sus colegas fueron audaces pioneros en la trituración pública de instrumentos musicales y otros enseres igualmente valiosos, el abuso recreativo de sustancias no recomendadas por las autoridades sanitarias y el comercio carnal e indiscreto con admiradoras más o menos ingenuas. Pero Townshend es también el creador introvertido, el chico extraviado y el hombre roto que intenta comprender sus flaquezas para sobrevivir a sí mismo. De todo ello ofrece testimonio Who I Am, una de las memorias más auténticas y ambiciosas que se haya escrito nunca en el Olimpo de la música popular.

“David Bowie. Starman. La biografía definitiva”, de Paul Trynka

Texto: CÉSAR PRIETO.
Si hay algo que se pueda apuntar de la biografía de David Bowie escrita por Paul Trynka y que recién ha traducido Subjetiva Editorial, es que es detallada y extensa. Casi seiscientas páginas en total construidas a partir de cientos de entrevistas a todo aquel que haya tenido algo que ver –aunque sea en forma muy secundaria– con la vida del duque blanco. Las nuevas tendencias en las biografías musicales van por aquí, apostar por la historia oral y por la cotidianeidad en vez de por la hemeroteca y la obra artística.

Así Trynka desvela a la perfección de qué hablaba Bowie determinado día a determinada hora, pero olvida un tanto las canciones; desde luego las que considera esenciales –‘Heroes’, por ejemplo– tienen tratamiento: su sesión de grabación, su estructura y sus acordes son analizados al detalle, pero pasa con un breve adjetivo las que no le parecen esenciales. La discografía final es útil, pero pasa por alto recopilaciones y reediciones con extras. Y a pesar de hablar del directo en Santa Mónica en 1972, no estaría de más que hubiera recogido otros piratas importantes como el que presenta actuaciones televisivas con Marianne Faithfull o con Lulu, que por otra parte se relatan en el volumen. Falta también, y esto ya es devoción personal, aludir a la banda sonora de “Yo Cristina F”, excepcional e intensa la película –quizás la mejor traslación visual de la época berlinesa– y con inéditos como ‘TVC 15’.

Es la única tacha, menor en todo caso, para una obra que pese a su extensión resulta de agradable lectura y apunta algún criterio básico que no debería pasársele al aficionado a la música. El primero, que pese a que Bowie acabó siendo carne de MTV y produciendo discos convencionales –que no defectuosos– durante la década de los setenta supo aunar como nadie tradición y vanguardia y cambió las reglas de juego de la música pop, la transportó de los sesenta a la nueva ola. La segunda, algo que a mí me parece obvio, que había comentado yo en ocasiones, pero que nunca había visto argumentado: la importancia del glam-rock y cómo sus principios se manifiestan en el movimiento mod.

Tampoco revela el libro nada excepcional, la historia es sobradamente conocida: su infancia en el Brixton devastado tras la segunda guerra mundial, las primeras audiciones para Decca o Joe Meek, los primeros conjuntos y giras –una de ellas con The Kinks–, su aprendizaje con Lindsay Kemp, los viajes a Estados Unidos, sus producciones y amistades con Iggy Pop o Lou Reed, la vida en Berlín, su conocida forma de componer –un tarareo que los músicos han de interpretar–, cómo se relaciona con los estilos que van apareciendo –el punk o el britpop–…

No se trata, en todo caso, de una hagiografía, cuando Trynka considera que su actitud o sus canciones desmerecen, no duda en apuntarlo. Por el contrario, cuando determinado episodio se desvela como emocionante en la vida de Bowie, las palabras logran aspirar esta emoción; estremece por ejemplo leer cómo se estropeó su última colaboración con Marc Bolan y los párrafos en los que presenta su muerte. Al fin y al cabo, sin acudir a la parte emotiva, los libros sobre música serían meros catálogos. Y éste no lo es.

Poemas Ocultos – Jim Morrison

poemas webLa mayoría de los poemas incluidos en esta selección carecen de título, y para separar e individualizar cada uno de los poemas adecuadamente, aquellos que tienen título lo mantienen entre paréntesis. Sin embargo, para mantener una estructura, todos han sido organizados usando la numeración romana.

PRECIO 35Bs.

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